El Papa Juan Pablo II instituyó el segundo domingo de Pascua, como el domingo de la Misericordia. Jesús en el evangelio da el poder a los apóstoles de atar y desatar los pecados. Instituye el sacramento de la Reconciliación, que no es sacramento solo de Juicio, sino sobre todo de misericordia. Uno juzga su conciencia delante de Dios, y al reconocer sus falta, acude al sacerdote para que, con el poder de Dios confiado a él, Dios le perdone todos sus pecados.
Esta práctica de sanación profunda ha perdido su frecuencia en los últimos años. Por un lado los sacerdotes no se sientan y cuando se sientan nadie viene. Pareciera un círculo vicioso. En el fondo es la poca conciencia de pecado, pues todos se acostumbran a andar como "pájaros pintos", pensando que las manchas son suyas... cuando en realidad Dios nos ha hecho para ser blancos y puros en su presencia. Nos ha lavado con su Sangre en la cruz.
El diablo está feliz que los cristianos no se confiesen, pero eso no va de acuerdo al plan de Dios que quiere sanar nuestras heridas y darnos su gracia para seguir en nuestro camino de santidad... Quieres ser santo? santa? Acude al sacramento de los pecadores arrepentidos. No te interesa el cielo, y quieres vivir un infierno... no tomes en cuenta lo que te digo y sigue así nada más... auto-justificándote, con auto-pretextos, auto-engañándote, sin experimentar el abrazo misericordioso del Padre misericordioso en Jesucristo nuestro Salvador y Señor.Las revelaciones de este cuadro sobre el Señor de la Misericordia fueron hechas a la Beata sor Faustina, aquí podrás ver la película completa por youtube. Bendiciones en este día tan especial.
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